Heroínas en la Empresa Familiar
A la Sra. Teté y la Sra. Eva
Gracias a la manifestación de “Un día sin nosotras” del lunes 9 de marzo pasado, en donde nuestras mujeres mexicanas se expresaron, pudimos realmente ser conscientes de lo que hacen por nosotros los hombres, el vacío que provoca su ausencia, darnos cuenta de la situación de violencia y desigualdad a la que son objeto y sobre todo, nos dieron una gran muestra solidaridad, valentía y determinación.
Para mis amigos de latinoamérica, les cuento que el ejercicio consistió en una singular manera de protestar: desaparecieron literalmente de la vida cotidiana por un día.
Por la mañana mi hijo y yo tuvimos que hacer nuestras camas, hacernos de desayunar, lavar nuestros platos; Facebook, Whatsapp e Instagram sin presencia femenina; las calles desiertas y con no pocas dificultades -debido a mi ausencia de habilidades multitask- trabajé mientras cuidaba al heredero.
Al final sobrevivimos al evento apocalíptico, pero me parece que el ejercicio funcionó. Sin lugar a dudas, podemos decir que tenemos una sociedad más consciente y respetuosa con nuestras mujeres.
Además de las anteriores reflexiones, tuve oportunidad de recordar dos casos emblemáticos de mi carrera profesional en los cuales tuve el honor de participar y donde las protagonistas fueron precisamente mujeres.
En ambos casos, sus esposos lamentablemente fallecieron cuando aún manteían la conducción y destino de sus respectivas empresas y ellas desafortundamente no estaban involucradas ni tenían experiencia en administración o estrategia de negocio.
Por más que hago un esfuerzo, no puedo imaginar ese momento de gran desolación en el que no sólo perdieron al amor y compañero de vida, sino que también amanecieron con la altísima responsabilidad de conducir los conglomerados de empresas.
Ellas sabían que no solo estaba en juego el patrimonio y control de los negocios, sino también la suerte de las familias de los colaboradores y proveedores; no sin dejar de pensar en que era fundamental cuidar el buen nombre de la Familia y de su recién fallecido esposo.
Tener el coraje de llevar el duelo y además hacer frente a ese grado de tensión y estrés es algo que pocos hombres hubiéramos podido soportar.
Mi mayor admiración y respeto para estas dos grandes heroínas que son referentes de entereza, motivación, resilencia, temperamento y gran sentido común.
Vale la pena recordar su historia pues es un gran ejemplo para todos y, sin duda, ese acto heróico formará parte de su Legado.