¿De qué trata realmente The Project Adam?

25 marzo, 2022
¿De qué trata realmente The Project Adam?

NETFLIX

*** Spoiler Alert ***

No es una película futurista

No trata del fin del mundo

No es (únicamente) sobre viajes en el tiempo

Ni es Terminator, ni Volver al futuro

En realidad, El Proyecto Adam es una muy buena metáfora sobre el proceso de sanar las heridas de la infancia y el encuentro con uno mismo. Todo lo demás —naves espaciales, vórtices temporales, reactor cuántico, armas láser, etc.— es floritura del mensaje central.

Para quienes no han visto esta película original de Netflix, el piloto Adam Reed (Ryan Reynolds) es un viajero en el tiempo del año 2050 que se aventura en una misión de rescate para buscar a su pareja, Laura, que se perdió en el continuo espacio-tiempo en circunstancias misteriosas. La nave de Adam se estropea y es enviado al año 2022, al único lugar que conoce de esa época de su vida: la casa donde vivía cuando tenía 12 años. Es ahí donde comienza el argumento principal. El diálogo consigo mismo -el adulto de 40 años y el niño de 12-, y la crisis de la mediana edad que tiene origen en los traumas no resueltos ocurridos en la niñez y la adolescencia.

El guion no es escrupuloso con las reglas de la física ni con las explicaciones técnicas. Se trata de un viaje en el tiempo lógico —no cronológico— para conocer lo que sucedió en los momentos más difíciles de su infancia y que lo dejaron marcado para toda la vida, tales como el bullying, la pérdida del padre y la relación con su madre.

En este sentido, la cinta sí trata sobre la misión de rescate de su relación amorosa con Laura, pues Adam descubre que no puede salvarla si antes no deja de ser rehén de su pasado. Si quiere tener una relación de pareja madura y sana, debe curar sus heridas abiertas del pasado e ir al encuentro de sí mismo.

Es interesante ver cómo aparecen enemigos, robots y saboteadores que no son otra cosa que los mecanismos defensivos que surgen desde las profundidades del psiquismo para evitar enfrentar esos momentos tan complejos. Para Adam, la pérdida de su padre es lo más doloroso de su pasado, por lo que presenta bloqueos y recuerdos ocultos para la memoria que son revelados mediante el diálogo del Adam adulto con el Adam niño. 

La intención original era buscar a Laura en el año en que se perdió (2018), pero fue precisamente en ese año en el que falleció el padre de Adam. Aún no estaba listo para ese encuentro y por eso sobreviene el bloqueo defensivo y, en su lugar, viaja al 2022 para resolver otros asuntos dolorosos, pero no tan devastadores.

Dice Joseph Campell que la madre (o la función materna) siempre está ahí para el hijo; nace de ella, lo alimenta, lo cría y lo hace llegar a la edad de encontrar al padre. La búsqueda del padre constituye un misterio, pues no se le conoce como tampoco se conoce a uno mismo y, por eso, el encuentro del padre es el de nuestro propio carácter y destino; es decir, el encuentro del padre es el encuentro de nosotros mismos. Adam no podrá superar la crisis de la mediana edad si no va a ese encuentro con el padre y aprende a sanar sus heridas, conocer su sufrimiento reprimido y, lo más difícil de todo, aceptar su pérdida.

Si todos tuviéramos la valentía de Adam, sería otro mundo. No cualquiera tiene los arrestos para someterse a procesos tan fuertes que involucren la confrontación con los propios demonios. La única forma de cambiar genuinamente es enfrentar y conocer el dolor en su auténtica magnitud, pues de esa forma dejaremos de ser prisioneros de nuestras improntas.
Lo mismo ocurre con las familias. Si no se hacen esfuerzos por superar las dificultades o remediar las relaciones intra-familiares no se tendrá un grupo sólido que perdure por generaciones. Es por eso que recomiendo a las familias voltear a ver el elefante en la sala y dialogar sobre él con empatía para salir fortalecidos del proceso.

Posted in LegadoTags:
Write a comment